Oye weón, no hay nada de malo en que encuentres
guapa a una mujer que ves pasar por la calle, pero de ahí a que te comportes
como un primate violador y acosador callejero es otra cosa, porque créeme, nuestro
género difícilmente ande mirando el paquete a cada hombre que ve por ahí.
Ya son varios los casos en los que nosotras
hemos sido víctimas de estos mal educados machos chilenos, y lo peor, es la
sensación de vulnerabilidad que se apodera de una, cada vez que un weón que cree
que por tener pene tiene todo el derecho a acercarse, susurrarnos, “piropearnos”,
mirarnos de manera lasciva e incluso a tocarnos.
Una cercana me contó que mientras iba caminando,
un motociclista, que bajó la velocidad al pasar por su lado, le agarró el culo
para luego acelerar y arrancar como macho recio. Cuando me comentó lo sucedido,
aparte de demostrarme su rabia e impotencia, fue imposible no acordarme de una
experiencia similar que me pasó hace 15 años atrás, cuando tenía 14, una niña
aún, y un señor de edad avanzada que pasó en bicicleta por el sentido contrario
por donde yo iba, estiró su mano y agarró uno de mis pechos no desarrollados en
ese entonces. Recuerdo la sensación de angustia, miedo e invasión, la que me
paralizó por completo, por lo que ni siquiera reaccioné a gritar “viejo culiao”,
sólo lloré.
Dentro de esta manda de degenerados y
violadores callejeros existe una amplia variedad, los que se distinguen por sus
distintas formas de actuar, pero todos con la intención de demostrar su gusto
por la mujer que pasa a su lado:
Violador rayos X:
Ese individuo con cara de caliente, el que
llega babear cuando ve un buen par de tetas, pero que no dice nada, no toca ni
se acerca, sólo mira fijamente, de pies a cabeza empelotando a cada mujer
víctima con su mirada. Siempre nos sentiremos ultrajadas con su lasciva mirada.
Violador dientes
destemplados:
Ese hombre culiao que pasa por tu lado y que no
es capaz de balbucear palabra alguna al oído, más allá de un incómodo y
asqueroso “ssssssssst”, el que muchas veces lo hace tan de cerca que podemos sentir
su respiración. Pero la verdad caballeros, nosotras no sabemos si están
tratando de imitar a una freidora o se le destemplaron los dientes por los cambios
climáticos.
Mirón care’ raja:
El que va con la mina, polola o señora de la
mano, y que no tiene problema ni vergüenza alguna en mirar descaradamente a un
buen culo que se le cruce.
Mirón con ruedas:
Ese imbécil que cuando te ve pasar toca la
bocina de su auto, y hay casos, en que el sonido de éste es un silbido (ultra
flaite) e incluso saca la cabeza de la ventana y te grita desde ahí cualquier
pachotada que se le ocurra. Entre sus comentarios típicos destacan: “mijita
rica” o “pa’ dónde va mamita, si quiere la llevo”.
El viejo verde:
Es el hombre que suele superarte al menos en 30
años, el que perfectamente podría ser tu padre. Este es el típico que pasa por
tu lado, de manera sigilosa y que te dice “preciosa” o “cosita linda”; siempre
con ese tono morboso.
Caballero de esta calaña, si lee esto, por favor no lo siga haciendo, no sea depravado y mucho menos si la víctima de sus “piropos” es una menor de edad con uniforme escolar. No sea patético tatita.
Caballero de esta calaña, si lee esto, por favor no lo siga haciendo, no sea depravado y mucho menos si la víctima de sus “piropos” es una menor de edad con uniforme escolar. No sea patético tatita.
El mano larga:
Este es el peor de todos, este weón no tiene
respeto en lo más mínimo, y sin importarle y ni siquiera invitarte una
piscolita o decirte hola, ya tiene una de sus manos en tu culo o en uno de tus
pechos. Este tipo de imbéciles son rápidos e invasivos, generalmente cuando
actúan lo hacen solos.
El poeta flaite:
Son esos piroperos último de ordinarios,
suelen actuar en grupos o con alguien más, y por dárselas de chistosito sale
con una pachotada de lo más vulgar. Entre sus frases destacan: “quién fuera
limón para comerme ese chorito”, “mijita rica, corazón de oro, yo le meto el
pico y le rompo el choro” o “con esa raja usted debería cagar bombones”.
Definitivamente ustedes no están para un Nobel.
El Neruda:
Son todo lo contrario a los anteriores, ellos
pueden actuar en grupo o solos, pero sus piropos al ser delicados e incluso lindos, en
vez de hacernos sentir invadidas nos sacan una sonrisa, ellos podrían ser la excepción. Entre sus frases podremos escuchar “Me gustaría ser lente de
contacto para que no puedas sacarme de tu mirada” o “si su belleza fuera un
instante, usted sería la eternidad”.
Cualquiera de ellos, ya sea que actúen con una
mirada lasciva, un agarrón, susurro o piropo, sólo demuestran lo primitivo que
puede llegar a ser el género masculino, y además, que muchas veces creen que
por poseer un pene éstas actitudes están casi en su naturaleza, o mucho peor, nos
culpan a nosotras por andar provocando, ya sea porque andamos con ropa
ajustada, con un buen escote o una mini falda.
¡Hombres! ¿Acaso a ustedes los parió una yegua?
Sólo queremos respeto y poder caminar tranquilas por las calles.
porque si queremos hasta andar en pelota en las calle, no tienen derecho a tocarnos ni hacer ningún comentario de mierda asqueroso, por eso a estos "hombres" hay que mandarlos a la hoguera hahah
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